viernes, 24 de julio de 2015

La Infancia y sus Juegos: Los Eternos y Cambiantes Retornos.


(Reflexiones basadas en la muestra:
 “Mundos Perdidos… Una mirada sobre la infancia desaparecida”
de la Artista Analía Heredia).
                    


                                                     
El niño, su infancia, sus juegos: palabras simples, imágenes mentales, realidades tangibles que se entrecruzan sin cesar y palpitan hermanadas constantemente una dentro de otras, que encarnan lo germinal de nuestras dimensiones existenciales; de todo nuestro ser, estar, hacer y pensar en el mundo. El niño, su infancia y sus juegos abrigados en un tiempo circular y mítico nos ofrecen el encanto de lo primordial de su patencia inalterable, pero que, como todo están expuestos al  vértigo del tiempo lineal, del tiempo histórico, al  invariable  devenir del cambio: con el pasado, el presente y el porvenir. Niño, infancia, juegos:  palabras  imágenes y realidades cargadas de ternura e inocencia que convergen esta noche, aquí, para darle forma y contenido  a esta obra., llena de significaciones , pletórica de riquezas difícilmente mensurables.

Desde allí ANALÍA configura una instalación con fotografías , objetos y un audiovisual a partir de los cuales nos exhibe en  diversos tonos de grises, envueltas en subyugantes sonidos  e inequívocas nostalgias , Imágenes de juguetes olvidados, desechados, de parques solitarios abandonados, atrapados en férreas soledades como cárceles de fantasmas; impactándonos, al final del recorrido y con conmovedor e impactante verismo, la visión de ese rito primigenio, el velorio, metafóricamente planteado, que recuerda, venera y honra a aquello que se va, a aquello que ha brindado la felicidad del juego infantil pero que ha muerto.

¿Pero se irá de verdad, habrá muerto definitivamente por ejemplo, ese barquito de papel, que desafiando las turbulentas olas de un río o un  mar amenazantes en la cuneta de nuestras veredas después de la lluvia,  haciéndonos sentir intrépidos capitanes lanzados vaya a saber a qué misteriosa y fabulosa travesía?
 ¿Se habrá ido ya por siempre, esa harapienta pelota de trapo que avanzaba  torpemente entre, barro, piedras y hierbas liberando la contenida alegría, y prometiendo la inigualable esperanza del gol?
 ¿Se terminaron las hamacas, esas escuálidas naves espaciales que nos lanzaban al espacio como valientes astronautas a descubrir los misterios del insondable universo?
Me pregunto entonces si existe la muerte absoluta en los juegos y juguetes infantiles o acaso hay muerte y renacer constante ,…¿Hay cambios en las formas, manteniendo las esencias?
 Me pregunto también… ¿Qué sucede con cientos de millones de niños que apenas sobreviven  al hambre sumidos en la miseria y el desamparo…¿Juegan? …y si lo hacen ¿Qué juguetes usan?

(Siempre, creo , que es importante aclarar desde que posicionamiento social cultural y económico e ideológico, construimos nuestros pensamientos , discursos y obras.
Así serán mejor comprendidos.)

ANALÍA nos hace ver  que un mundo tal vez  más sencillo y más humano, donde la niñez  y sus juegos , retozaba plena de , imaginación ,fantasía y creatividad, se va perdiendo en un triste, cansino y persistente ocaso.

Recuerdo una frase: …En el mismo instante que el sol muere en algunos de los infinitos horizontes, prefigurando la noche; ese mismo sol renace, en otro de los infinitos horizontes, señalando el día”.

EL talante  estético que rezuma de este parágrafo me lleva a vincularlo  con la energía oculta que emana de la obra de ANALÍA y que  invita a fruirla con marcada intensidad, no solo por lo que muestra, sino también por lo que no muestra. Y lo que no muestra es lo  que sigue a la desaparición de ese mundo infantil que describe:  es el mundo que viene después. Un después que es un renacer, que ya está con nosotros , que es este presente que nos toca vivir, donde  nuestros niños, deben educarse en valores positivos, y en donde precisamente, ya circulan entre ellos diferentes juegos con seductores efectismos tecnológicos, plagado de realidades virtuales, ufanados de triunfalismos, de  encantamientos cuasi-hipnóticos,  juegos conectados a artificios hiperrealistas, ¿o conectados al vacío, a la nada llena de ruidos?...¿Juegos anestesiantes de la fantasía infantil?. No lo podemos saber con rotunda certeza porque no tenemos la suficiente perspectiva histórica para ello. Pero si podemos afirmar  que estos juegos, como los otros, tendrán su metamorfosis, su decadencia, o  desaparición.

Se irán sus formas o se reinventarán, vendrán otras a reemplazarlas, pero quedará intacta, eso sí, la fuerza portentosa del juego mismo: rito fundacional,  condimento sustancial de toda vida de todo hombre, de todo arte y sus incontables bellezas, y de todo niño que, siempre será ese niño que  los padres esperamos, aquel que dignifica su infancia y  su existencia futura, cuando se entrega al cálido abrigo y a los dulces avatares de las magias interminables del juego.

Dijo Friedrich Schiller: en sus Cartas sobre la Educación Estética del Hombre redactadas entre 1793 y 1795:Solo juega el hombre cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y solo es enteramente hombre cuando juega…pero solo debe jugar con la belleza”.

Gracias ANALÍA, por abrir nuestras mentes hasta un límite que nunca llegaremos, por plantearnos tantos interrogantes, por sembrar inquietudes, por ampliar nuestra sensibilidad, por tener en el niño, su infancia y sus juegos (los tesoros más preciados de nuestro pasar por la vida), el motivo de tus desvelos creativos,  y gracias, finalmente, por sugerirnos como se puede entender y practicar el arte como experiencia suprema de libertad.

             José Seia.
                                                                        
   
GRACIAS JOSE!!!