(Reflexiones
basadas en la muestra:
“Mundos Perdidos… Una mirada sobre la infancia
desaparecida”
de
la Artista Analía Heredia).
El niño, su infancia, sus juegos: palabras simples, imágenes mentales, realidades tangibles que se
entrecruzan sin cesar y palpitan hermanadas constantemente una dentro de
otras, que encarnan lo germinal de nuestras dimensiones existenciales; de todo
nuestro ser, estar, hacer y pensar en el mundo. El niño, su infancia y sus
juegos abrigados en un tiempo circular y mítico nos ofrecen el encanto de lo
primordial de su patencia inalterable, pero que, como todo están expuestos al vértigo del tiempo lineal, del tiempo
histórico, al invariable devenir del cambio: con el pasado, el
presente y el porvenir. Niño, infancia, juegos:
palabras imágenes y realidades
cargadas de ternura e inocencia que convergen esta noche, aquí, para darle
forma y contenido a esta obra., llena de
significaciones , pletórica de riquezas difícilmente mensurables.
Desde allí ANALÍA configura
una instalación con fotografías , objetos y un audiovisual a partir de los
cuales nos exhibe en diversos tonos de
grises, envueltas en subyugantes sonidos e inequívocas nostalgias , Imágenes de
juguetes olvidados, desechados, de parques solitarios abandonados, atrapados en
férreas soledades como cárceles de fantasmas; impactándonos, al final del
recorrido y con conmovedor e impactante verismo, la visión de ese rito
primigenio, el velorio, metafóricamente planteado, que recuerda, venera y honra
a aquello que se va, a aquello que ha brindado la felicidad del juego infantil
pero que ha muerto.
¿Pero se irá de verdad, habrá
muerto definitivamente por ejemplo, ese barquito de papel, que desafiando las
turbulentas olas de un río o un mar
amenazantes en la cuneta de nuestras veredas después de la lluvia, haciéndonos sentir intrépidos capitanes
lanzados vaya a saber a qué misteriosa y fabulosa travesía?
¿Se habrá ido ya por siempre, esa harapienta pelota de trapo que
avanzaba torpemente entre, barro,
piedras y hierbas liberando la contenida alegría, y prometiendo la inigualable
esperanza del gol?
¿Se terminaron las hamacas, esas
escuálidas naves espaciales que nos lanzaban al espacio como valientes
astronautas a descubrir los misterios del insondable universo?
Me pregunto entonces si existe la muerte absoluta en los juegos y juguetes
infantiles o acaso hay muerte y renacer constante ,…¿Hay cambios en las formas,
manteniendo las esencias?
Me pregunto también… ¿Qué sucede
con cientos de millones de niños que apenas sobreviven al hambre sumidos en la miseria y el
desamparo…¿Juegan? …y si lo hacen ¿Qué juguetes usan?
(Siempre, creo , que es importante aclarar desde que posicionamiento
social cultural y económico e ideológico, construimos nuestros pensamientos ,
discursos y obras.
Así serán mejor comprendidos.)
ANALÍA nos hace ver que
un mundo tal vez más sencillo y más
humano, donde la niñez y sus juegos , retozaba
plena de , imaginación ,fantasía y creatividad, se va perdiendo en un triste, cansino
y persistente ocaso.
Recuerdo una frase: “…En el mismo
instante que el sol muere en algunos de los infinitos horizontes, prefigurando la noche; ese mismo sol renace, en otro de los
infinitos horizontes, señalando el día”.
EL talante estético que rezuma
de este parágrafo me lleva a vincularlo con la energía oculta que emana de la obra de ANALÍA y que invita a fruirla con marcada intensidad, no
solo por lo que muestra, sino también por lo que no muestra. Y lo que no
muestra es lo que sigue a la
desaparición de ese mundo infantil que describe: es el mundo que viene después. Un después que
es un renacer, que ya está con nosotros , que es este presente que nos toca
vivir, donde nuestros niños, deben educarse
en valores positivos, y en donde precisamente, ya circulan entre ellos diferentes
juegos con seductores efectismos tecnológicos, plagado de realidades virtuales,
ufanados de triunfalismos, de encantamientos
cuasi-hipnóticos, juegos conectados a
artificios hiperrealistas, ¿o conectados al vacío, a la nada llena de ruidos?...¿Juegos anestesiantes de la
fantasía infantil?. No lo podemos saber con rotunda certeza porque no tenemos
la suficiente perspectiva histórica para ello. Pero si podemos afirmar que estos juegos, como los otros, tendrán su
metamorfosis, su decadencia, o desaparición.
Se irán sus formas o se reinventarán, vendrán otras a reemplazarlas,
pero quedará intacta, eso sí, la fuerza portentosa del juego mismo: rito
fundacional, condimento sustancial de
toda vida de todo hombre, de todo arte y sus incontables bellezas, y de todo
niño que, siempre será ese niño que los
padres esperamos, aquel que dignifica su infancia y su existencia futura, cuando se entrega al
cálido abrigo y a los dulces avatares de las magias interminables del juego.
Dijo Friedrich Schiller: en sus Cartas
sobre la Educación Estética del Hombre
redactadas entre 1793 y 1795: “Solo juega
el hombre cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y solo es
enteramente hombre cuando juega…pero solo debe jugar con la belleza”.
Gracias ANALÍA, por abrir nuestras mentes hasta un límite que nunca
llegaremos, por plantearnos tantos interrogantes, por sembrar inquietudes, por
ampliar nuestra sensibilidad, por tener en el niño, su infancia y sus juegos (los
tesoros más preciados de nuestro pasar por la vida), el motivo de tus desvelos
creativos, y gracias, finalmente, por
sugerirnos como se puede entender y practicar el arte como experiencia suprema
de libertad.
GRACIAS JOSE!!!